La preocupación por la escasez de los recursos naturales, la contaminación y la necesidad de una alternativa de consumo que garantice el porvenir del planeta ha provocado que las empresas estén buscando nuevas formas de producción que optimicen sus procesos, haciéndolos más sostenibles y autosuficientes. De ahí que conceptos como economía circular, ecodiseño, materiales sostenibles, optimización de recursos, cambios en el modelo energético y reutilización de residuos sean cada vez más importantes en el día a día de las empresas.
Y para implantarlos, la tecnología juega un papel fundamental. También para acelerar la tan necesaria transición hacia un modelo económico sostenible. Un estudio de la UPV/EHU, sobre la influencia de la innovación tecnológica en los ámbitos de la Economía Circular y la sostenibilidad, afirma que la mejora tecnológica y la digitalización posibilitan a las empresas optimizar su circularidad, y las mejoras están relacionadas principalmente con la reducción del consumo de materiales y energía, y la generación de residuos y emisiones.
¿Qué tecnologías ofrecen las mayores oportunidades? Todo depende de las necesidades de cada empresa. Algunas encontrarán un mayor aprovechamiento en la Fabricación Aditiva, por su mayor aprovechamiento de material y porque puede integrarse en la misma planta, reduciendo la necesidad de transporte y sus emisiones. Otras lo harán en la Robótica, porque, por ejemplo, puede facilitar la gestión y tratamiento de residuos mediante sistemas robóticos de recogida, traslado y clasificación. A ellas se une el internet de las cosas (IoT), que permite monitorizar en tiempo real todo el proceso productivo y aumentar el ciclo de vida de la maquinaria, o la Inteligencia Artificial, que puede prever posibles problemas o errores con antelación, minimizando el gasto de las operaciones.
Todo ello sin olvidar otras tecnologías como la impresión 3D, que permite la fabricación de productos personalizados, lo que reduce la necesidad de producción en masa, además de facilitar la reparación y reutilización de componentes, prolongando su vida útil y reduciendo el consumo de nuevos recursos. O el Big Data y el análisis de datos que analiza patrones, identificar áreas de mejora y optimiza la eficiencia en el uso de recursos. O el Blockchain, que ofrece transparencia y trazabilidad en las cadenas de suministro.
En este sentido, las empresas son conscientes de los beneficios de unir tecnología y sostenibilidad. Según el Barómetro TI de la empresa española 2023, de la consultora SEIDOR, el 93% de la alta dirección de las empresas españolas considera que la tecnología es “indispensable” para impulsar su sostenibilidad y tener un impacto positivo en la sociedad. Según los directivos encuestados, gracias el factor tecnológico, se minimiza el desperdicio y se maximiza el valor de los materiales y productos, durante todo su ciclo de vida.
Y en este camino, las empresas valencianas tienen un aliado en la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (REDIT), ya que la economía circular es uno de los campos de trabajo con mayor potencial de desarrollo para estos institutos tecnológicos. Ejemplos hay muchos, orientados a lograr procesos más eficientes y sostenibles, ecodiseñando envases con materiales biodegradables, buscando soluciones de valorización y aprovechando recursos, o produciendo biomateriales, bioproductos y biocombustibles. Como Circular Carbon, impulsado por ITE y el ITC, donde se ha desarrollado un sistema demostrado de producción de carbón activo a partir de residuos, para su aplicación en energía. Esta planta favorece la transición energética, ya que se centra en la fabricación de materiales y electrodos para baterías a partir de un producto de alto valor añadido como es el carbón activo sostenible.
También hay que citar el Demostrador de Industria Circular de Inescop, Aitex y Aiju, la primera planta industrial de Europa, ubicada en Elda, capaz de convertir los residuos de calzado, juguetes, bolsos y ropa en material reutilizable, es decir, en materia prima. Los residuos generados que vuelven a poder ser reutilizados, pueden transformarse en bancos, firme para parques infantiles e incluso en suela para calzado. Otro ejemplo es el proyecto EcoMARSI, coordinado por AIJU y en el que también han participado AIDIMME (Instituto Tecnológico Metal-mecánico) y de ITC (Instituto de Tecnología Cerámica), que aprovecha la simbiosis industrial entre los sectores de tratamiento superficial de metales, juguete y ocio infantil, cerámico, pintura y barniz, y metalmecánico para desarrollar diferentes productos de consumo sostenibles aplicando los conceptos de economía circular y simbiosis industrial. O el proyecto Ecoglue II, de Aimplas e Inescop, que ha creado una nueva generación de bioadhesivos, para los sectores del calzado, transporte y construcción. Con las mismas propiedades que los adhesivos convencionales, presenta la ventaja de que se ha obtenido a partir de fuentes renovables y de ser desmontable, lo que facilita el reciclado.
Estos, y gran parte de los más de 2.400 proyectos anuales en los que trabajan los institutos tecnológicos de REDIT, están volcados en fomentar la economía circular y la sostenibilidad entre las empresas. Una economía circular, además, ligada al concepto de simbiosis industrial, que promueve, entre industrias del mismo sector o de diferentes sectores, el establecimiento de sinergias que pueden abarcar desde el uso de un residuo de una industria como materia prima de otra, hasta la utilización o implantación conjunta de un recurso, servicio o infraestructura. Por ejemplo, restos de madera en las industrias de creación de mobiliario para generar biomasa en forma de pellets o briquetas o los residuos de la industria de la alimentación para generar piensos para animales.
Iniciativas todas ellas que ponen al alcance de pequeñas y medianas empresas innovaciones tecnológicas sostenibles y asesoramiento, consiguiendo así generar una mayor competitividad en el mercado y que las empresas de la Comunitat Valenciana avance en sostenibilidad.