Según el estudio ‘Uso de inteligencia artificial y big data en las empresas españolas. 2023’, elaborado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad para el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, el uso de inteligencia artificial (IA) en las empresas españolas, aunque es limitada, está avanzando respecto a años anteriores: en 2022, el 11,8% de las empresas de diez y más personas empleadas utiliza esta tecnología, casi cuatro puntos porcentuales más que en 2021. Las microempresas también mejoran en la adopción de IA (4,6%), pero de forma más discreta, con un avance de algo más de un punto porcentual.
En comparación con el resto de los Estados miembros de la Unión Europea, y utilizando datos de 2021 armonizados a nivel comunitario, España se situaba el año pasado en un nivel medio de adopción de IA por parte de las empresas. Se igualaba así a la media de la UE27, pero muy por debajo de los países líderes en este indicador. España, con un 8%, aún estaba lejos de Dinamarca (24%), Portugal (17%) y Finlandia (16%). Hay que destacar que la Comunitat Valenciana, con un 14%, es la segunda autonomía donde más empresas usan IA, por detrás de Madrid (16,8%, según el informe).
¿Para qué sirve la inteligencia artificial? ¿Qué beneficios aporta a las empresas? La IA es un campo de la ciencia que se utilizan para que los sistemas puedan actuar de una manera que normalmente requeriría inteligencia humana o que involucre datos cuya escala exceda lo que los humanos pueden analizar. En ella se combinan disciplinas muy diferentes, que van desde la informática, el análisis de datos y las estadísticas, la ingeniería de hardware y software, hasta la lingüística, la neurociencia, pasando por la filosofía y la psicología.
Todo ello sirve para la automatización de flujos de trabajo, eliminando tareas repetitivas y permitiendo que las personas puedan trabajar en tareas de mayor valor; ayuda en la toma de decisiones, al procesar más información de manera más rápida que un ser humano; reduce los errores y aporta precisión; permite mejorar la seguridad ya que puede utilizarse para prevenir, detectar y frenar posibles fraudes o ataques informáticos, y sirve para que las empresas puedan personalizar su oferta de productos o servicios, ya que los datos se pueden usar para predecir, recomendar o decidir la mejor solución para cada cliente. De hecho, tal y como se puso de manifiesto en el pasado REDIT Summit, las nuevas tecnologías y la IA tienen que servir para agilizar procesos y evitar que invirtamos tiempo en tareas cotidianas que podemos gestionar mediante Inteligencia Artificial y poder invertir tiempo en ser mucho más productivo.
Estos son solo alguno de los beneficios de la IA en las empresas. Pero, ¿cómo se trasladan al día a día? Un ejemplo es el proyecto BIGSALUD, del Instituto de Tecnológico de Informática (ITI), orientado a desarrollar técnicas de Big Data e Inteligencia Artificial en el sector sanitario para mejorar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades crónicas. Estas tecnologías posibilitarán la optimización de procesos para reducir tiempos y costes asistenciales.
También AINIA está trabajando en un proyecto que combina Inteligencia Artificial; tecnologías fotónicas de la visión 3D y la visión artificial e incorporadas en un vehículo móvil con un brazo robótico: FOOCOLLECT II. Su objetivo es desarrollar y validar un sistema autónomo de detección y recolección de fruta, capaz de guiarse por el cultivo y recoger y almacenar la fruta caída en el suelo de la parcela, con el fin de valorizar el producto desperdiciado y proporcionar un retorno económico a los agricultores.
También vinculado a la IA está el proyecto 3D Avatar Body, de IBV, que permite generar un modelo 3D del cuerpo humano con alta precisión y más de 100 medidas corporales, con aplicación en sectores como salud, moda, deporte y entretenimiento por su posibilidad de integración y versatilidad.
O el proyecto Soroll-IA, donde el ITI está desarrollando bases de datos de sonidos de entornos industriales, como el portuario, lo que permitirá entrenar algoritmos de inteligencia artificial que puedan, entre otras cosas, prevenir averías en la maquinaria y que se podrá utilizar en otros sectores como el coche autónomo, la seguridad, los asistentes de voz o en el campo sanitario
Pero esta tecnología no está exenta de problemas. El más importante, según la Unesco, es que las decisiones no siempre son inteligibles para los humanos, y las decisiones basadas en la IA son susceptibles de inexactitudes, resultados discriminatorios, sesgos incrustados o insertados. Además, hay que vigilar la posible vulneración de leyes, derechos de imagen o la privacidad de los datos utilizados.
A ello se une que, a pesar de los beneficios de la tecnología, no se puede vincular toda la actividad de una empresa u organismo a ella, por diversos motivos: primero porque un fallo en el sistema o un ataque cibernético haría que el negocio se viera seriamente afectado; segundo porque, de momento, la IA no es capaz de discernir entre algo positivo y negativo para las personas, no tiene empatía, por lo que sus decisiones han de ser supervisadas siempre por las personas.
Así, aunque los beneficios de la aplicación de la IA en las empresas son importantes, no hay que perder de vista que se trata de una tecnología en desarrollo, que puede ser una gran herramienta para el día a día de una compañía, pero sin olvidar nunca que el factor humano es el que debe supervisar su correcto funcionamiento.