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Química más sostenible, química más rentable

La sostenibilidad es un concepto que ha calado en todos los ámbitos, desde el puramente ético hasta la política, y que se considera algo “positivo” intrínsicamente. Es, tal vez, esta generalidad la que la hace diluirse como concepto puramente tecnológico, cuando en realidad nos marca la pauta para hacer un proceso más rentable a medio plazo.

En Química, un proceso sostenible en el tiempo significa más durable, con seguridad jurídica a largo plazo y de fácil implementación en la cadena productiva. La ciencia moderna nos da herramientas suficientes para cambiar los procesos contaminantes o peligrosos actuales por otros mucho más sostenibles, sin perder eficiencia ni dinero con el cambio. Un claro ejemplo es la catálisis con sólidos.

La Química moderna utiliza catalizadores en más del 80% de sus procesos productivos; muchos de estos catalizadores se utilizan en disolución junto a los reactivos, por lo que no se pueden reciclar y finalmente hay que eliminarlos en un proceso posterior, cuando no se comercializan directamente mezclados con el producto final. Un caso paradigmático son los ácidos fuertes como el ácido sulfúrico, clorhídrico o fosfórico, los cuales se añaden a los reactivos para catalizar la reacción y luego han de neutralizarse con sosa acuosa y lavar el producto con agua, generando cantidades ingentes de residuos acuosos de difícil gestión. Sin embargo, si se utilizase un catalizador sólido, el producto final se separaría del catalizador por simple filtración, y el catalizador se recuperaría para una nueva reacción.

Esta estrategia sostenible ahorra costes, energía, desechos y peligrosidad en el proceso productivo. Los catalizadores sólidos son aplicables en todo tipo de procesos, desde Química para “commodities”, a Química fina y farmacéutica con productos de mayor valor añadido. Además, pueden emplearse en reacciones con productos gaseosos, líquido aceitoso o sólido, en disolución o no.

El Grupo de Catálisis en Química Orgánica Sostenible del Instituto de Tecnología Química, centro mixto del CSIC y la UPV, trabaja desde hace años en la aplicación de estas estrategias sostenibles en procesos industriales. Así obtuvo financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, a través del programa Retos Colaboración (RTC-2017-6331-5), para la ejecución de un proyecto que aplicaba este tipo de estrategias en síntesis química.

El proyecto ha conseguido mejorar la producción de bases para tintas digitales tanto a nivel económico como medioambiental, con un ahorro de costes estimado en más del 50% y un aumento de la producción de 2 a 3 veces mayor, contribuyendo en el corto plazo a la generación de empleo en la Comunidad Valenciana. La industria química valenciana comienza a confiar en la rentabilidad de este tipo de procesos y a implementar el cambio. Esta transición proporciona rentabilidad en poco tiempo y es a largo plazo.

Las primeras industrias que apuesten por esta nueva química sostenible se adelantarán a un futuro cada vez más cierto: aquél donde la química no necesite ni contaminar ni generar residuos para producir componentes necesarios de nuestra moderna sociedad del bienestar.

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